martes, 29 de septiembre de 2009

La educación: tarea pendiente y fallida.

Dr. Nestor Saviñon P.

Una de las taras que afecta la concreción de los objetivos que como nación nos hemos propuesto es el déficit del sistema educativo nacional.

Según la vigente Ley de Educación, deberíamos erogar 4% del presupuesto y destinar dicha partida a la Secretaría de Estado de Educación. Ese aserto anteriormente expresado, que cuenta con el apoyo de la mayoría de los dominicanos, deviene en natimuerto, ya que como otras áreas poseen una mayor proyección política, se aporta poco a esta.

Creo que ha llegado el momento que como país hagamos un alto en el camino y reflexionemos seriamente sobre hacia donde deseamos enrumbar la patria. Una nación que se precie de ser civilizada y que desee la paz social requiere no de habitantes, sino de ciudadanos. No de seres que vendan sus voluntades por un soborno breve y malevo sino una persona que de manera racional toma una decisión tomando como referente el bien común.

Muchas de nuestras falencias nacionales (la proliferación de la droga, el aumento incontrolable de la delincuencia, la destrucción de la familia,), tienen como arista común la deuda social del Estado, ya que éste no ha podido llevarle a la población educación, salud, agua, luz eléctrica, incumpliendo brutalmente la constitución vigente, ya que el Estado debe propugnar por la felicidad de sus habitantes a través de la provisión de los servicios públicos.

Ya hemos acordado que la educación, o mejor dicho, el sistema educativo nacional posee serios problemas, más, ¿cómo remediarlo?, ¿cómo ver una luz al final del túnel de la ignorancia, la marginalidad, la desidia y la apatía? Solamente existe una forma de enfilar la nave educativa nacional y guiarla a puerto seguro. Es crear conciencia de que la educación es una necesidad impostergable y empezar a erogar de manera razonada y bien focalizada los recursos requeridos para formar paulatina pero progresivamente mejores profesionales.

Con esto me refiero a aportes en todas las áreas como son: capacitación del profesorado, que debe estar bien pago; construcción y adecuación de inmuebles como colegios; rebajas en los costos de los libros y otros materiales educativos.

Si logramos que nuestros legisladores y políticos, que son quienes crean la agenda pública y las políticas públicas, valoricen la educación y se conciencien de la importancia de tener un electorado ilustrado, habremos dado un salto de garrocha en la consecución de nuestra misión de tener un sistema educativo digno para todos los dominicanos, ya que le destinarán los dineros y los técnicos necesarios para tener un país sin injusticias sociales ni privilegios.

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