sábado, 12 de diciembre de 2009

La columna de la Seguridad

Por: Apostol Fernando Ortiz.
Las casas de Cristo han sido edificadas con siete columnas labradas, como nos indica 1 Pedro 2:5 y Proverbios 9:1. Estas columnas han sido talladas y labradas con diseños exclusivos. El pecado nos degradó a criaturas envés de hijos, por lo tanto perdimos nuestra identidad. Perdimos nuestra ubicación, pues somos parte del cuerpo de Cristo y cada uno miembro de este con una función propia dentro del cuerpo. Perdimos nuestro verdadero valor, considerando que valemos por lo que hacemos o tenemos. Perdimos nuestro propósito, olvidando que a los que aman a Dios todas las cosas los ayudan para bien. Y perdimos nuestra seguridad, pues vivimos en un mundo hostil que nos hace sentir inseguros todo el tiempo. No hay seguridad financiera, seguridad física, no se puede confiar en las personas, ni en los medicamentos, ni en los gobiernos.


Romanos 8: 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.


¿Como podemos tener esta seguridad de la que se habla en Romanos 8:38?

Cuando llegamos a Cristo nuestra vida adquiere un fundamento. El mismo Jesús dijo que cualquiera que escuchara su palabra y la pusiera por obra, sería considerado como un hombre sabio que había edificado su casa sobre la roca, la cual a pesar de los ríos, vientos y tempestades, no caería. La garantía para alcanzar este fundamento consiste en acercarnos, escuchar y poner por obra la palabra de Dios en nuestras vidas.

Donde perdió nuestra personalidad la columna de la seguridad

El hombre fue formado por Dios fuera del Edén. Hecho del polvo de la tierra y puesto en Edén, nombre que significa “lugar de placer”. ¿Qué le faltaría al hombre en el Edén si Dios le puso de todo árbol bueno, agradable a la vista, bueno para comer? No se necesitaba aire, ni calefacción; no había problemas financieros; se le puso como jardinero. Sin problemas. Seguro. Pero al pecar y transgredir la ley de Dios, pasa a inseguridad. Es engañado por la serpiente y Jehová lo saca del huerto del Edén para que sea labrador de la tierra.


Génesis 2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. 8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.


Notemos, el hombre que provenía de la tierra, puesto en el Huerto de Edén, pero a causa de su desobediencia y trasgresión es devuelto nuevamente a la tierra. Es como un alfa y un omega, una vuelta al lugar de donde había salido. El huerto fue dado por gracia, pero la permanencia en el, era por obediencia.

Fuera del huerto, la tierra produciría cardos y espinos; su trabajo le requeriría un gran esfuerzo y sudor; sus alumbramientos serían dolorosos. Una vez fuera del huerto, comenzó la inseguridad. A Adán y Eva le nacieron dos hijos: Caín y Abel. Por la inseguridad que había, Caín bajo el dominio de Satanás, mató a su hermano Abel por tener envidia del altar que había ofrecido a Dios.

El hombre perdió la seguridad verdadera cuando pecó.

La inseguridad se puede sentir aun desde el vientre de la madre. Cuando a un niño tratan de abortarlo, se siente amenazado e inseguro. Tenemos la seguridad de que desde el vientre de nuestra madre, Él ha sido nuestro Dios. “Mi embrión vieron tus ojos y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas”. Esto dijo el salmista. Aún cuando el enemigo haya intentado matarnos desde el vientre, o al nacer o siendo niños. Si así lo intentó, conoce pues, que Dios tiene grande propósito contigo. Lo mismo intentó con Moisés y Jesús, pero sin éxito, pues mayor era el propósito de Dios con sus vidas.

A pesar de que el hombre fue sacado del huerto, Dios tuvo compasión y los vistió de pieles. Por deducción lógica entendemos que si hubo piel para cubrirlos, fue porque hubo una víctima. Si hubo una víctima, hubo sangre derramada. Todo este cuadro simbolizaba que la verdadera inseguridad, la verdadera desnudez, solo sería vestida con el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Significados de la palabra SEGURIDAD

1. Estar libre, exento de todo peligro, de daño o riesgo.
2. Algo que es cierto, indubitable y en cierta manera infalible.
3. Firmeza, constante, que no esta en peligro de faltar o caerse.


¿En este mundo en que vivimos, está realmente alguno libre o exento de todo peligro, daño o riesgo, si ni siquiera los niños pueden salir a la calle a jugar y deben quedarse encerrados en sus casas mal influenciados por los medios masivos de comunicación?

¿Hay algo hoy día que sea real e inmutablemente cierto, si hasta la ciencia un día presenta algo como positivo, y al tiempo dice que es todo lo contrario? En el plano humano no hay nada infalible. ¿Hay algo que esté firme, constante, sólido y no este en peligro de faltar o caerse? ¡No hay nada!

A la luz de estas realidades, el hombre no tiene una columna firme de seguridad total, pues una de las consecuencias de su caída fue la pérdida de la seguridad. A pesar del ambiente hostil en que se ha convertido el mundo, los creyentes estamos en el mundo pero no somos del mundo. A pesar de que Dios permita ciertos acontecimientos en nuestra vida, debemos recordar siempre que el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, los defiende y los guarda.

Todo está cambiando, los valores están cambiando. Lo que antes se consideraba bueno, ahora es malo. El clima ha cambiado, la tecnología también; las personas cambian, los virus de computadora, la forma del comercio; fuera de Dios no hay nada permanente.

Isaías 5:20 !Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!

Como alcanzar seguridad, en medio de un mundo cambiante

Según Hebreos 6, hay dos cosas inmutables en Dios, las cuales están implícitas en su naturaleza. Una es que Dios no miente, cumple lo que promete. La otra cosa inmutable en Dios, es que no cambia, y eso nos da seguridad. Es un ancla firme para nuestra alma. Cuando entendemos que Dios ni miente ni cambia, nuestra alma se estabiliza y obtenemos la verdadera seguridad, que tanto necesitamos y que el mundo no nos puede dar.

Salmo 61:1 Oye, OH Dios, mi clamor;
A mi oración atiende.
2 Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare.
Llévame a la roca que es más alta que yo,
3 Porque tú has sido mi refugio,
Y torre fuerte delante del enemigo.
4 Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre;
Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas.

A Eva, el diablo no la arrastró a comer del fruto prohibido, sino que ella lo vio bueno para comer, agradable y codiciable. Lo tomó, lo comió y luego lo dio a su marido. Eva cedió sus sentidos. Por eso, no debemos ceder nuestros sentidos al diablo. Cuando el pecado te atraiga, llévalo a la cruz del calvario y declara que Cristo murió para que no seamos esclavos de nuestras pasiones y deseos. Por medio de El somos más que vencedores, y por más torpe que seamos, si andamos en es camino, no nos extraviaremos. Nuestra garantía, nuestra seguridad se llama Jesucristo.

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